El Parlamento venezolano, de mayoría opositora, denunció este sábado que hasta las 4:00 p.m. se contabilizan cuatro personas asesinadas y más de 20 heridos de bala en la frontera de Venezuela con Brasil.
«Lo que ocurre en la frontera con Brasil no es represión común (…) Lo que ocurre en Santa Elena de Uairén es una masacre contra el pueblo indígena pemón en donde contabilizamos cuatro personas asesinadas y más de 20 heridos de bala», dijo en rueda de prensa el diputado Juan Andrés Mejía.
Por su parte, el también diputado, Américo De Grazia, dijo en su cuenta de Twitter que en la población fronteriza de Santa Elena de Uairén se registra una «represión brutal en las calles» y que la situación en el hospital del poblado es «grave».
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«GRAVE cuánto ocurre en el hospital de #StaElenaDeUairen varios muertos, muchos heridos y las tanquetas de la GN (policía militarizada) disparan contra los ciudadanos que se encuentran en el centro asistencial», aseguró De Grazia.
Y desde Caracas, la Comisión Parlamentaria para la Ayuda Humanitaria, aseguró en rueda de prensa que «esta actividad está flagrantemente violando normativas internacionales del Acuerdo de Ginebra» al referirse al ataque a un centro asistencial.
El médico Julio Castro, miembro de la comisión, recordó que atacar con armas de fuego a un establecimiento de salud, «está claramente en contra de normas humanitarias internacionales».
Agregó: «Estamos haciendo un llamado lo más fuerte, formal y severo posible a las autoridades humanitarias internacionales para que se pronuncien».
Más temprano, dos ambulancias en las que movilizaban a supuestos muertos y heridos cruzaron la frontera entre Brasil y Venezuela, donde aguardaban, del lado brasileño, dos camionetas con ayuda humanitaria para el país caribeño, tras el cierre ordenado desde el jueves por el Gobierno de Nicolás Maduro.
La tarde de este sábado las dos camionetas se retiraron hacia el interior del territorio brasileño por temor a posibles disturbios en la zona.
Los dos vehículos permanecieron durante algunas horas en una zona considerada neutral y a unos 300 metros del puesto fronterizo venezolano, el cual está en todo momento custodiado por militares de Venezuela que impiden el paso.
Algunos centenares de manifestantes antichavistas se reunieron en ese punto y se mostraron «dispuestos a acampar» hasta que se rompiera el bloqueo de las autoridades venezolanas y se permitiera la entrada del cargamento.
Ese grupo comenzó a tirar piedras contra los militares venezolanos, quienes no reaccionaron, e incluso rodearon y golpearon a uno de los manifestantes bajo el pretexto de que era «un infiltrado del chavismo».
Ante este panorama, las dos camionetas retrocedieron, pasaron de vuelta el puesto de control fronterizo brasileño y se adentraron hacia la localidad brasileña de Pacaraima.
AGENCIA EFE