El uso del tapabocas no es opcional ni negociable.
Quien no lo use se expone a ser multado por las autoridades con un comparendo que tiene un valor cercano a un millón de pesos , según el Código de Policía.
Es lo que establece la reglamentación expedida por el Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Salud, que adoptó las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud sobre el tema.
Está claro que el uso continuo de este elemento en público, siempre y cuando sea de manera apropiada, cubriendo boca y nariz, es una forma simple y segura de protección frente al contagio.
Su efectividad para cambiar la propagación del covid-19 está tan extendida que a figura tan polémicas y reticentes a su uso como el contraversial presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el paciente recuperado del virus, el señor Bolsonero, mandatario de Brasil, se les a visto usarlo en sus apariciones públicas , así se a regañadientes.
“ Solo Dios y los imbéciles no cambian”, dicen por ahí.
En Colombia, a principios de abril se ordenó la obligatoriedad del tapabocas en los sistemas de transporte público buses y taxis, así como en las áreas con afluencia masiva de personas, entre ellas plazas de mercado, supermercados , banco y farmacias y donde no sea posible mantener la distancia mínima de dos metros.
También desde entonces el tapabocas es obligatorio para personas con sintomatología respiratoria y grupos de riesgo, como los adultos mayores, quienes tengan enfermedades cardiovasculares o que comprometan su sistema inmunológico, cáncer,VIH y para las gestantes.
Durante esta inexorable pandemia, que sigue causando contagios y muertos en odo el mundo, niguna acción individual detendrá la proliferación del virus, así que el compromiso debe ser de alcance colectivo y enmarcado en un acuerdo absoluto y catagórico de respeto por la vida y la seguridad sanitaria propia y la de los demás,
Todos a usar el tapabocas, sin excusas ni pretextos, además como toca, no en el cuello, en la mano o en el bolsillo.
Ni tampoco para evitar comparendo de la Policía.
Empatía, sentido común, autocuidado, porque en estos tiempos tan complejos nadie se salva solo.