Se esperaba que el je máximo de las antiguas Farc dijera la verdad sobre el reclutamiento de menores en su organización y a través de cincuenta años.
No fue así, por lo cual ya se sabe que su estrategia está dirigida a esperar que lo venzan en juicio o que declaren a él y a la organización que dirigió como inocentes de esta atrocidad.
El acuerdo de la Habana llegó a una solución en materia judicial, que en su momento desencadenó polémicas y produjo hasta una crisis en la comisión negociadora del Gobierno, ante las concesiones que fueron otorgadas.
Fue la apelación a la justicia transicional basada en la verdad y la reparación a las víctimas de parte de quienes se acojan a la jurisdicción de Paz, a cambio de lo cual se aplicarán en otros términos.
No fue así cuando se habló de los secuestros cometidos por loas Farc contra miles de personas y por razones que ya no son del caso analizar.
Tampoco lo fue en el momento en el cual los dirigentes de las Farc comparecieron ante la JEP para responder por las acusaciones de violencia sexual y los crímenes relacionados.
Y ahora, el jefe de la antigua guerrilla desconoció antre el mismo tribunal todas las evidencias que existen sobre el reclutamiento forzado de niños y niñas, de menores de edad que fueron llevados a la fuerza para engrosar las filas de su maquinaria de guerra.
Las declaraciones ante la JEP de Rodrigo Londoño. Conocido como “Timochenko” en las Farc. Tendrá consecuencias jurídicas.
Pero ante todo, le causan un grave daño a la confianza y a la credibilidad en el acuerdo negociado en la Habana y ratificado en el Teatro Colón.