Superàvit de Resultados y Dèfict de escenarios

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  • Resultado de imagen para Juan Carlos Reinales Osorio
    Frente al inocultable progreso deportivo de Risaralda en los dos últimos
    cuatrienios no queda duda alguna que la mayor urgencia en el planeamiento futuro
    -para sostener este índice de crecimiento- está concentrada en la necesidad de
    mejorar sus escenarios y en la construcción de los que faltan.
    Hemos crecido en resultados, pero estamos quedados en infraestructura
    deportiva. La inversión en obras físicas es el gran reto para las próximas
    administraciones de la ciudad capital y el departamento.
    Una mirada al pasado del desarrollo deportivo de Risaralda es la mejor
    sustentación para la solicitud de la sede de los Juegos Deportivos Nacionales y
    Paranacionales 2023, conjuntamente con los vecinos del Eje Cafetero. Es vital que
    este propósito se haga realidad.
    Fueron los Juegos Nacionales de 1974 los que le dieron a Pereira sus primeros
    grandes escenarios. Luego de su realización Risaralda se convirtió en potencia de
    la gimnasia femenina de Colombia durante una década.
    Y los Juegos Nacionales de 1988 -como sede alterna- nos permitieron adecuar
    nuestras instalaciones deportivas existentes y el deporte del judo llegó a Risaralda
    para quedarse como uno de los tres grandes en Colombia hasta hoy.
    Nuestras primeras justas internacionales, los Juegos Bolivarianos del 2005
    mejoraron ostensiblemente el inventario de los escenarios: nueva bolera, pista de
    bicicross, coliseo de deportes de combate, de racquetbol en la Universidad
    Tecnológica y las canchas de voleibol arena en el parque del Café. Además de las
    refacciones y adecuaciones de los ya existentes. Y de estos juegos heredamos el
    tiro con arco, hoy el deporte que mayores éxitos internacionales le ha dado al
    departamento.
    El Mundial Sub 20 de fútbol modernizó el estadio Hernán Ramírez aunque –lo
    lamentable- nos dejó sin la pista atlética.
  • Esta breve relación para entender que sólo asumiendo el reto de la organización
    de eventos masivos de ciclo olímpico podemos subsanar esta gran urgencia en
    materia
    de infraestructura deportiva, que además se ha magnificado ante el surgimiento de
    nuevas disciplinas con notorios resultados que demandan por un sitio de
    entrenamiento y competencia como el bádminton y la esgrima, en tanto que
    Gimnasio 1º. de Febrero se quedó pequeño con la aparición del trampolinismo y la
    gimnasia rítmica y las piscinas ya no dan abasto para atender la demanda de seis
    deporte y el Polideportivo del Centro es una colmena donde ya no caben los
    deportes tradicionales como el boxeo, el tenis de mesa, el voleibol y el ajedrez y
    los nuevos como el jiujitsu. Recordando que los bolos y el atletismo carecen hoy
    en día de su ‘habitat’ natural.
    Pero aún más, es hora de pensar mucho más en grande. La meta debe ser,
    después de la buscada sede de los Juegos Deportivos Nacionales y
    Paranacionales 2023, la realización de un evento internacional de ciclo olímpico –
    siempre con el criterio de región- como unos Juegos Suramericanos. O en su
    defecto, apuntarle a campeonatos de este mismo nivel. Aparte del fútbol hace rato
    que no trascendemos hacia el exterior -como en el pasado- cuando hicimos un
    suramericano de pesas y uno de baloncesto.
    Es el tiempo para la inversión en la infraestructura…. Unos escenarios modernos
    es lo que merecen nuestros deportistas que tantas glorias le han dado al
    departamento. Es también el tiempo de proyectarnos al exterior con certámenes
    internacionales. Dos metas que obviamente ayudarán a mantener el desarrollo
    deportivo de Risaralda