

Paloma Valencia, senadora del Centro Democrático
Precisamente, es la autora del proyecto que buscaba crear una sala especial en la JEP para la Fuerza Pública y que obligó a su jefe político a concertar, en una histórica reunión con los partidos de la oposición, el nombramiento de catorce nuevos magistrados. Sin embargo, el proyecto aún no ha sido aprobado.
Valencia asegura que no le molestó que la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez expresara que “una cosa es el Gobierno y otra es el Centro Democrático”. Para ella, el Presidente no solo debe gobernar para sus seguidores porque “dentro de la balanza que tiene que tener, solo somos una parte de sus electores, y Duque tiene que ser el presidente de todos los colombianos”.
¿Cómo ha sido compartir el legislativo con los miembros de Farc, con quienes usted ha sido tan crítica?
A mí me da mucha tristeza, sobre todo entiendo la indignación de muchas víctimas que se me acercan a decirme que para ellos no ha habido reparación, ni verdad, no ha habido justicia, en cambio los victimarios pueden estar hoy de congresistas sin haber dicho la verdad, sin haber reparado a las víctimas y sin haber pagado un solo día de cárcel por los crímenes que cometieron. Me duele ver a las niñas de Rosa Blanca hablar de todos los vejámenes, de las violaciones, de los abortos que les hicieron y la impotencia de sentir que aquellos que lo perpetraron ahora están en el Congreso.
¿Cómo recibió la afirmación de Marta Lucía Ramírez sobre que una cosa es el Gobierno y otra cosa el Centro Democrático?
La recibo con todo el respeto que me merece la señora Vicepresidenta, con la interpretación de que así es: ellos son el Presidente y la Vicepresidenta de todos los colombianos, y nosotros seguimos siendo un partido de Gobierno que representa un sector de la sociedad colombiana. Por lo tanto, dentro de la balanza que tiene que tener el Presidente, solo somos una parte de sus electores y Duque tiene que ser el presidente de todos los colombianos.
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Se habla mucho de una fragmentación al interior del Centro Democrático entre un ala más dura y una más blanda…
Yo no creo que haya fragmentación, lo que pasa es que la política colombiana se acostumbró al silencio que ocasionó la mermelada, seguimos como la mentalidad del ‘Fast track’, donde los congresistas no podían hablar. Quienes hacemos política de opinión, como el partido Centro Democrático, estamos acostumbrados a los debates ideológicos, a llevar propuestas, a contribuir con ideas; esa es nuestra manera de construir país y de ayudarle al presidente Duque, darle ideas, ayudarle a construir mejores propuestas, porque de eso es de lo que se trata la política.
¿Cree que el Centro Democrático está suficientemente representado en el Gobierno de Duque?
A mí me gustaría ver más miembros del Centro Democrático en el Gobierno, creo que cada partido que está en un Gobierno siempre aspira a que todos sus buenos elementos lleguen a gobernar con el Presidente, pero es él quien irá decidiendo en su momento quienes están a su lado.
¿Qué es lo mejor y lo menos bueno del Gobierno de Iván Duque hasta ahora?
Yo creo que lo mejor es volver a un Gobierno que oiga a la ciudadanía, que trabaje con ella, un Gobierno que se dedica a concertar con todos los partidos políticos que escucha.
Lo menos bueno es que se han tardado en renovar, sobre todo, la dirigencia regional que está en las instituciones públicas, que el país espera que se renueve pronto porque no le gusta eso que quedó heredado de la mermelada.
La exsenadora Claudia López, se ha mostrado inconforme porque los proyectos anticorrupción no se mueven con la rapidez que algunos esperan, ¿usted apoya esa molestia?
No, yo creo que el Congreso ha trabajado a toda máquina. Yo hago parte de la Comisión Primera, no podemos trabajar más porque, humanamente, es imposible, son jornadas de 16 horas diarias que para cualquier ser humano son excesivas. Creo que no se trata de velocidad sino de que los compromisos vayan saliendo; tampoco creo que porque se aprueben mañana el mundo vaya a amanecer distinto. Las leyes no cambian la realidad, son simplemente reglas para que la sociedad vaya avanzando, pero no van a producir cambios inmediatos, por lo tanto, tampoco hay inminencia en su aprobación. Hay la urgencia, pero la urgencia se da con los tiempos del Congreso, que trabaja a toda máquina.
¿Pero usted se mantiene firme con todos los proyectos que se avalaron en la mesa técnica contra la corrupción?
Personalmente escribí algunos de esos proyectos y traté de llegar a acuerdos con otros sectores, pero hay cosas en las que el partido quiere insistir en sus proyectos iniciales. Por ejemplo, nosotros no estamos de acuerdo con bajar los salarios sino con congelarlos para evitar violar los tratados internacionales de la Organización Mundial del Trabajo y consideramos que hay temas que son fundamentales que hacen parte de ese paquete, pero, por supuesto, todos esos son temas que, como no son los de la Consulta, podemos enriquecer y construir de mejor manera para que respondan de manera más adecuada a las necesidades de Colombia y de los colombianos.
¿Qué le responde a quienes dicen que su partido quiere legislar a favor del expresidente Uribe, quien tiene asuntos pendientes con la Fiscalía?
Absolutamente falso. Lo que pasa es que uno puede crear sus proyectos con buenas ideas, pero no está libre de las suspicacias de otros. Para eliminar todas esas dudas sobre la reforma a la justicia, yo he propuesto que la vigencia del tribunal de aforados sea cuando acabe este periodo legislativo y que, además, la Corte Suprema mantenga los casos que hoy tiene. Nuestro propósito es contribuir a un equilibrio real de poder y acabar ese cruce de favores de unos poderes a otros, que es por lo que yo hago un llamado a la justicia para los de cuello blanco, que ha sido tan destructiva en términos de permitir la impunidad de quienes son poderosos.
A propósito de sus iniciativas parlamentarias, ¿cómo le acabó de ir con la propuesta de que los egresados de las universidades públicas hagan un aporte del 20 % de su salario a la educación?
Yo creo que hay que entender que el porcentaje es discutible, lo que es importante es que el joven colombiano que está recibiendo la ayuda del Estado para formarse y salir adelante, debe participar y contribuir en que podamos mejorar el sistema. El mundo está ad portas de una cuarta revolución, la revolución de la automatización, donde si no tomamos medidas pronto para poner a tono la educación en Colombia, nos vamos a quedar por fuera, lo cual sería totalmente inaceptable. Para hacerlo necesitamos recursos de manera inmediata. Veo la situación fiscal del país difícil, creo que nosotros con una medida así podríamos rápidamente doblar los recursos en educación pública y lograr calidad y transformación a la velocidad que requerimos.
Su propuesta de crear una sala especial para los miliares en la JEP también causó mucho revuelo en el país, ¿qué les dice a quienes aseguran que esta iniciativa promovía la impunidad de estos actores de la guerra?
Mi propuesta no rebajaba ninguna de las penas, todo lo contrario, establecía que quienes son responsables de crímenes respondan con cárcel, pero lo que sí queremos es que podamos tener beneficios acordes a la Fuerza Pública:
Primero, magistrados sin sesgos políticos, que conozcan los manuales operacionales de la Fuerza Pública para que apliquen a los miembros las normas con que deben ser juzgados.
Lo segundo, es que los incentivos que hoy existen alientan la confesión y eso está muy bien cuando usted ha sido parte de las Farc, que por el solo hecho de ser guerrillero ya cometió un delito, entonces va a confesar delitos y le ofrecen libertad a cambio de estas confesiones.
Pero la mayoría de los miembros de las fuerzas armadas que se van a declarar inocentes se les ofrece un proceso como el de la justicia ordinaria con la posibilidad de 20 años de cárcel y al lado la posibilidad de que confiesen los crímenes a cambio de libertad inmediata.
Es desigual el tratamiento…
Sí. Nosotros creemos que eso lesiona el compromiso con la verdad que debe tener la justicia porque no es simétrico el tratamiento cuando a los delincuentes les dicen que quedan libres por confesar que son delincuentes, pero a quienes no son delincuentes los tratan como si lo fueran. Lo que pedimos es que haya presunción de inocencia para los miembros de la Fuerza Pública y que los beneficios también se otorguen en la justicia transicional a quienes se declaran inocentes. Por supuesto que si son vencidos en juicio, paguen al menos entre 5 y 8 años de cárcel como lo establece la ley.
¿A la Alcaldía de Bogotá?
“Vamos a pensarlo despacio y sin afanes, en palabras del presidente Uribe, tengo una encrucijada en el alma. Estoy muy contenta en el Congreso y me dolería mucho tener que dejarlo (…) uno tiene grandes sueños sobre lo que se puede hacer en Bogotá, hay buenos candidatos a la Alcaldía y todos vienen de la contienda presidencial y eso podría darle al partido espacios que se han perdido en la capital del país”.
El Pais