Esperando a Petro.

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Presidente Petro denuncia robo de armas y municiones en bases militares

Si no fuera porque se trata de la vida real, y no de una representación, hasta se podría pensar que el libreto fue elaborado por uno de los peores contradictores del Presidente.

El cónclave del gobierno, convocado este fin de semana en Paipa (Boyacá), parece una de aquellas obras del teatro del absurdo escrita adrede para mostrar de una manera simbólica todo lo que puede estar yendo mal en el gobierno de Gustavo Petro. O al menos una parte de lo que no funciona.

Si no fuera porque se trata de la vida real, y no de una representación, hasta se podría pensar que el libreto fue elaborado por uno de los peores contradictores del Presidente. Pero no. El cónclave fue convocado por la Casa de Nariño y todo lo que pasó allí adentro es exclusiva responsabilidad del mandatario como jefe de Estado.

En el primer acto, se ve al equipo de seguridad del presidente Petro esperándolo inútilmente en el aeropuerto de Paipa. Las autoridades del municipio estaban alertas porque podía llegar desde el viernes en la noche. Pero no apareció ni viernes, ni sábado, y el domingo solo llegó al mediodía a recibir las conclusiones.

El país tal vez se había entusiasmado con la idea de que el presidente Petro había comenzado este 2024 más juicioso, toda vez que no habíamos vuelto a tener noticia de los plantones que se convirtieron en la nota distintiva de su gobierno en 2023. En los primeros siete meses del año pasado no llegó a 82 eventos a los que había confirmado su asistencia. Este año había arrancado bien en esa asignatura, pero volvió a flaquear. No apareció durante todo un día en Paipa, como tampoco apareció el miércoles pasado en la Casa de Nariño a donde había citado a congresistas, gobernadores y alcaldes de la zona cafetera. Y tampoco se le vio el viernes 19 en la reunión que tenía con una delegación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de visita en Colombia.

En el segundo acto, se ve llegar a la vicepresidenta Francia Márquez con una escolta de nueve camionetas de alta gama, dos camionetas de policía y una ambulancia. Márquez tiene preocupaciones concretas sobre su seguridad, es verdad, y para el país es fundamental garantizar su integridad, sin embargo no deja de ser un despliegue ciertamente llamativo. Al fin y al cabo, como en muchas cosas en la vida, en materia de seguridad no importa tanto la cantidad como lo efectivo y en este caso, además, deja ver algo de incoherencia con ciertas banderas del Gobierno.

Tercer acto. Las fotografías del evento transmiten la impresión de un barco sin capitán que lo dirija. La vicepresidenta, 18 ministros y cuatro directores (Laura Sarabia, Gustavo Bolívar, Alexánder López y Carlos Carrillo) se quedan un día completo esperando al Presidente. Todos los mensajes simbólicos que esta escena deja en el aire son desafortunados: la falta de transparencia con el país al que nunca le dicen qué pasó con el mandatario, la falta de respeto con su equipo de gobierno y al final la imagen de un líder ausente en un evento crucial.

Justo, además, se trataba de una reunión de planeación estratégica de Gobierno, a las que se supone ningún mandatario puede dejar de asistir y más tratándose de un caso como el del gobierno Petro que ha mostrado indicadores de ejecución realmente preocupantes.

Cuarto acto. Ante la ausencia de Petro, la sesión del sábado estuvo liderada por la directora del Dapre, Laura Sarabia. Al menos así se deduce de las fotografías que distribuyó Presidencia. A Sarabia, muchos le reconocen su talento y habilidad para moverse en el poder, pero no deja de causar sorpresa por qué no tomó el liderazgo de la reunión la vicepresidenta Francia Márquez, el ministro del Interior Luis Fernando Velasco, o la ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez, cada uno de ellos con muchas más razones de peso político, ante el país, para desempeñar ese papel.

Epílogo: las declaraciones finales fueron etéreas. El director del DNP, Alexánder López, habló de logros que no aguantarían una contrapregunta o al menos provocarían debate sobre su veracidad. Y la ministra invitó a todos a subirse a la marcha de los trabajadores este primero de mayo.

Seguramente muchas más cosas pasaron en Paipa en ese día y medio de trabajo del gobierno, es posible que varias realmente productivas para el gobierno y ojalá para el país, pero lo que trascendió a los ojos de los colombianos fueron esas escenas descritas.

Una de las principales obras del teatro del absurdo se llama Esperando a Godot. En ella, como en la vida real, le dicen a la gente que Godot, a quien esperan, no viene hoy, “pero mañana seguro que sí”.