En una investigación, publicada en la revista Journal of Avian Biology, Anders Hedenström, profesor del departamento de Biología de la Universidad de Lund, en Suecia, junto a colegas suecos e italianos estudiaron cuatro individuos de vencejo pálido (Apus pallidus), un ave del sur de Europa, Oriente Medio y África. Los investigadores probaron que estas aves están en el aire sin posarse entre dos y tres meses y medio, dependiendo del ejemplar.
Gracias al uso de registradores de microdatos atados a los pájaros, los investigadores midieron el movimiento de las alas al batir. Los dispositivos registraron la actividad cada cinco minutos,
“Se posan cuando se reproducen debajo de una teja o en un agujero; el resto del tiempo viven en el aire. Comen insectos mientras vuelan, y cuando alcanzan una gran altitud y comienzan a planear, en realidad duermen durante cortos períodos de tiempo”, explica Hedenström.
Hace tres años, Hedenström y su equipo en la universidad a la cual pertenece demostraron que otra especie, el vencejo común (Apus apus), “come y duerme mientras está en el aire.
La temporada de reproducción determina por qué los vencejos pálidos no pueden volar durante tantos meses seguidos como lo hace el vencejo común: los vencejos pálidos tienen dos puestas por temporada, mientras que el común solo tiene una.
“Sin embargo, en realidad no importa si una especie pasa tres o diez meses en el aire. Ambas están adaptadas para vivir en ese elemento, están diseñadas para volar con la máxima eficiencia energética, independientemente de si están aleteando o planeando”, recalca el investigador.
Adaptarse al cielo
Aunque volar es la actividad que más energía demanda en las aves, Hedenström revela que, aun viviendo en el aire menos tiempo, un ruiseñor, por ejemplo, gasta tanta energía como un vencejo pálido, que está en el aire todo el tiempo.
Por otra parte, el estudio indica que los vencejos tienen una alta tasa de supervivencia en comparación con muchas otras aves. La explicación puede estar en el hecho de que estos pájaros dediquen tanto tiempo de sus vidas a permanecer en el aire, donde los depredadores no pueden capturarlos del mismo modo que en el suelo o en el nido. Además, cuando están volando, los parásitos no afectan a estas aves de la misma manera que si se posaran más.
AGENCIA EFE