Los candidatos a la Alcaldía de Pereira no se mostraron como realmente son. Algunos tienen más. O deberían. Incluso, a pesar del rifirrafe entre Maya y Salazar por cuenta de los vínculos de ambos con la Casa Merheg señalada de responsabilidad política en evidentes casos de corrupción.
El rifirrafe restó espacio a la grandeza de las ideas para hacer de Pereira una ciudad que lo tiene todo para ser mejor. De no serlo, se diría que la ciudad es superior a sus dirigentes públicos y privados dedicados al papel dispensador de lo obvio: asuntos de mantenimiento, ejecución presupuestal, dar puestos, contratos, tapar huecos, atender emergencias, presidir juntas.
El parque San Mateo se volvió invisible. Se volvió invisible la Av. del Río tras 35 años de iniciada por el alcalde Juan Guillermo Ángel. Hace 70 años, cuando Pereira no tenía ni 500 carros, la ciudad hizo la Av. 30 de agosto a 6 carriles. No hemos siquiera igualado esa gesta porque se nos olvidó pensar con grandeza y liderazgo transformador. No hay fuego sagrado. Cada quien va por lo suyo.
Para abordar la prosperidad, Hobbes no pedía que se pensara que las alternativas políticas evidentes, las que tenían delante de las narices, eran las reales; lo que quería era que rompieran los esquemas de la política. Por ahí es la cosa.
Es así como el debate (valioso, porque lo que es igual para todos no es ventaja para ninguno) de candidatos visibles en Telecafé, RCN, El Diario y Cámara de Comercio dejó sensación de vacío. Los lugares comunes, acusaciones inanes y actitudes a la defensiva hicieron invisibles la grandeza, la inspiración y la pasión para motivar el voto y ser superiores al reto de ser mejores de lo que somos.
Los ocho candidatos a la Alcaldía tienen en común que están bien intencionados y conocen la ciudad al menos en sus necesidades puntuales. Los pereiranos tienen para escoger, pero aun así, como dice Estela Ríos Patiño: los proyectos deben existir antes de existir.
Candidatos: Falta un mes para la elecciones. Pereira requiere propuestas visionarias concretas para una ciudad ambientalmente moderna, que marque diferencia en el contexto nacional en la solución a los cruciales problemas de planeación futurista, desempleo juvenil, movilidad vial, internacionalización y gestión de recursos.
Los candidatos hablan mucho de lo social pero no dicen cómo. Y con los hechos de corrupción con los dineros robados a los ancianos, alimentos escolares podridos y otras ligerezas, es natural la desconfianza porque preocupa cuando la politiquería se disfraza de ayuda social aumentado las trampas de la pobreza. El proverbio chino dice: “No le des pescado para que coma un día, enséñale a pescar para que coma toda la vida”.