Así como el Covid-19 ha destapado las potencialidades de nuestro país para atender la emergencia, también ha desnudado de nuevo los inmesos desequilibrios del país y los efectos que produce el matrimonio del clietelismo y la corrupción que afecta a la administracíón pública.
Es el caso del Chocó, donde, como ocurre en toda la costa del Océano Pacífico, la debilidad para atender a las víctimas es estremecedora.
Hace pocos días se registró el contagio de cinco enfermeras del hospital San Francisco de Asís de Quibdó, el único centro de salud del departmento que debería atender a 550.000 habitantes distribuidos en 30 muicipios.
Como consecuencia inmediata, fueron cerrads varias de sus dependencias, auque es imposible suspender su actividad.
Y en el sur de ese departamento,la comunidad de la etnia embera pide ayuda ante la presencia del virus que ya ha afectado a varias de sus comunidades.
Es decir, en el Chocó no hay como aender la pandemia, no hay recursos, y ante sus limitaciones de todo tipo, es imposible mantener el aislamiento que con oportunidad decretó el Gobierno Nacional.
Como esos casos hay muchos más que son investigados por la Contraloría, la Procurduría y la Fiscalía, los cuales afectan a todos los niveles de la adminstración pública en Colombia.
Pero debería producirse la reacción inmediata de los orgnaismos nacionales para atender la triste y amenazante situación que están padeciendo los chocoanos.