POR: LUIS ALBERTO FIGUEROA
T.P. 0222 DEL MEN COLOMBIA
La contaminación visual en época de campaña es un cáncer que no pasa, miremos nada más cuántos anuncios todavía hay paredes y postes de elecciones anteriores.
En esta era medioambiental, ecológica de lo biodegradable, hablar de contaminación no suena extraño, pues, los ecosistemas han ido perdiendo características naturales o es por causas extrínsecas a sus propios procesos. La RAE define como la alteración nociva e la pureza o las condiciones normales de una cosa o un medio de agentes químicos o físicos.
Es un concepto general que engloba la raíz del cambio climático, por ejemplo.
Pero además de esas condiciones, subyace otro tipo de contaminación que se mueve de manera silenciosa, es aquella que irrumpe con la estética de un paisaje, representada en aquellos elementos como carteles, vallas, fiches y otros que generan una invasiva estimulación visual.
Y este fenómeno noes exclusivo de las urbes, sino de todos los territorios, sólo basta abrir los ojos de esta época electoral donde en la ciudad no queda un hueco donde los candidatos puedan poner su propaganda proselitista, creen que el que más publicite ese es el ganador.
De acuerdo con sus competencias, el Departamento Administrativo de Sostenibilidad Ambiental tiene la misión de desmontar la propaganda que no cumpla con requisitos exigidos, pero su misión es poco visible.
Y en las elecciones anteriores mientras que las calles se inundaban de este material, y el comité de seguimiento electoral brillaban por su ausencia.