América necesita apagar el incendio y para ello ha pensado en el mejor bombero. Porque si hay un técnico que se ajusta a la necesidad que en este momento tiene el equipo, ese es ‘Pecoso’ Castro. Un entrenador que sabe lo que es ganar una liga, que trabaja día y noche en busca de los triunfos, que se mueve como un ‘zorro’ en todos los escenarios futbolísticos y que imparte disciplina como pocos en el fútbol colombiano.

A corto plazo, ‘Pecoso’ es de los mejores. Porque su emotividad y temperamento contagian, y suelen convertirse en los cimientos necesarios para que los equipos salgan de las afugias. Claro, también con buenas dosis de fútbol.

Pero no existen los procesos con él. ‘Pecoso’ es entrenador desde 1987, cuando se estrenó en un banco técnico con Deportes Quindío. Y desde entonces ha pasado por diez equipos más, incluido el mismo América, en las temporadas 2002 y 2003, cuando llegó a las semifinales de la Copa Libertadores, dejando en el camino a rivales de grandes pergaminos como Racing y River Plate de Argentina. Sucumbió en el último peldaño para saltar a la final ante un poderoso Boca Juniors, que a la postre fue campeón.

En los once clubes donde ha estado el entrenador manizalita han sido cortas sus historias laborales, lo que no significa que no haya tocado el éxito. Ha sido campeón dos veces del fútbol colombiano, en ambas ocasiones con el Deportivo Cali, el equipo que ama desde que era un chico recogebolas. Casi siempre suele traicionarlo ese temperamento que se le aplaude en las canchas de entrenamiento y en los estadios, y termina saliendo de los equipos por peleas con los directivos o los jugadores.

Hace poco, en una entrevista para este diario, Tulio Gómez, máximo accionista del América, esbozaba el perfil del técnico que quería para olvidar el fallido experimento de los portugueses. Alexis Mendoza lucía como la primera opción y se pensaba en su nombre para iniciar un proceso serio con las canteras rojas. Parecía lejos de ese panorama el ‘Pecoso’.

Pero el viernes su nombre fue tendencia en las redes sociales y el técnico de 69 años estará ratificando este lunes con su firma el acuerdo de palabra que ya hizo con Tulio. Hay quienes dicen, en broma y en serio, que cuando un equipo contrata al ‘Pecoso’, debe pensar simultáneamente en su reemplazo, porque seguramente no dura más de un año. Firmará hasta junio del 2019.

Difícil predecir cuánto tiempo vaya a estar ‘Pecoso’ en esta nueva etapa suya en el América. Ojalá que consiga los objetivos que se trace y que esté unos buenos años dándoles alegrías a los ‘Diablos’. Pero, por lo pronto, y para apagar ese incendio que en este momento bulle en el equipo, su nombre me parece un acierto. Y creo que gran parte de la hinchada americana así lo considera también.

Sin embargo, el nombre y el trabajo del ‘Pecoso’ no son suficientes para sobrevivir de las llamas. En América hay jugadores que no tienen por qué estar en la institución, porque es más el daño que hacen, que lo que aportan.

Uno de ellos es Pablo Armero, un jugador al que ‘Polilla’ Da Silva y los portugueses le perdonaron sus actos de indisciplina —léase reiterados estados de ebriedad— y ahora lo han mandado a descargos para que explique su última borrachera. ¿Qué más deben esperar los directivos del señor Armero para expulsarlo? Ni siquiera es un buen jugador. Su aporte es cero en la cancha. Y que se olvide de cualquier chance con ‘Pecoso’.

Ese la indisciplina es otro de los incendios que debe apagar Fernàndo Castro. Ojalá le alcance el chorro.

Buena suerte. Profe.