DONLAD TRUMP, UNUNCIÓ UN ALTO AL FUEGO.

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Frenazo de la Bomba Atómica.

* El ataque defensivo de Israel a Irán
* Intervención de EE. UU. y cese de fuegos

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/AFP

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Lunes, 23 de Junio de 2025

Para nadie es secreto que la bomba atómica en manos de un Estado terrorista contribuiría, en máxima medida y de modo exponencial, a hacer del mundo un lugar más inestable e inseguro. Por lo que parecería apenas de sentido común, entre los países que quieren la paz en el concierto de las naciones, impedir a toda costa que una tenebrosa realidad de este tipo adquiera carta blanca. Que es precisamente lo que hoy está en juego con Irán, a propósito de los bombardeos de Estados Unidos sobre tres de sus laboratorios nucleares el sábado y la réplica iraní de ayer en una instalación militar estadounidense en Qatar. Ante lo cual ya es común invocar la Tercera Guerra Mundial, aunque precisamente se trata de evitarla.

Desde hace tiempo, por supuesto, se han hecho públicas las grandes posibilidades de Irán en torno del procesamiento del uranio con miras a obtener el arma más letal en la historia universal, desde que irrumpió en el planeta con el lanzamiento, por parte de los norteamericanos, de las bombas de Hiroshima y Nagasaki en Japón, que pusieron fin a la Segunda Guerra Mundial.

No sobraría recordar que en esos años la gran incógnita entre los científicos consistía en cuál país, si Estados Unidos o la Alemania nazi, lograría desarrollar primero el mortífero artefacto, capaz de eliminar a millones de personas de un solo impacto, a partir de la secuencia radiactiva originada en la implosión del átomo. Efectivamente, de haber logrado la bomba atómica el régimen genocida de Hitler, que avanzaba velozmente en la materia, se entenderá que el planeta sería muy diferente al que hoy conocemos, incluso sin poder vaticinar en retrospectiva cuál habría sido su suerte.

En fin, esto para señalar lo que puede costar al mundo que la bomba atómica llegue a manos de mentes obnubiladas por el terrorismo, la inmolación y la catástrofe. De hecho, como los ayatolas iraníes, producto de un régimen que actúa convencido de que hace las veces de Dios en la Tierra y, por lo tanto, se cree legitimado para proceder fatídica y hegemónicamente contra todo el que, a cuenta de interpretaciones religiosas llevadas a extremos inverosímiles, consideren un obstáculo en la trayectoria de sus designios divinos.

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Pero, a decir verdad, bajo esa mentalidad invencible los ayatolas iraníes prácticamente sellaron su caída. Nunca lo pensaron así hace cerca de un par de años cuando creyeron haber llegado al culmen de sus propósitos en la matanza que sus testaferros de Hamás infirieron a 1.200 víctimas indefensas en el territorio de Israel, además llevándose a 220 secuestrados, varios de los cuales aún permanecen en cautiverio. Actos que de inmediato trajeron a la memoria el Holocausto hitleriano.

Lo que no contaban era que la nación judía tomaría el horripilante y cobarde ataque como lo que era: una perentoria e ineludible señal del terrorismo patrocinado por Irán contra su supervivencia. Aquí y para siempre. Transcurridos unos meses, pese a todos los pronósticos, Israel pudo recomponerse y tomar la iniciativa. Hasta demoler la agrupación refugiada en la fronteriza Franja de Gaza y por fuera de ella. Con lo cual siguió su defensa contra el otro y más consolidado brazo terrorista iraní, Hizbulá, en el Líbano, que también contra muchos de los vaticinios mundiales eliminó por igual, jefe por jefe. Hasta que, como casi nadie precavía en un principio, quedó al descampado la cabeza de toda la maniobra y el motivo central de la desestabilización de Medio Oriente en los lustros recientes: Irán.

Pocos pensaron, de nuevo, que Israel seguiría adelante con sus operaciones defensivas. ¿Cómo un Estado mucho más pequeño podría derrotar a la potencia septentrional de Asia? Pero lo hicieron. Hace unas semanas empezaron a llegar los anuncios de que, a cuenta del uso de la tecnología militar israelí y que ha dejado asombrado al mundo, el régimen iraní sufriría el mismo destino que sus atrabiliarios monigotes terroristas. Y en paralelo a ello la inhabilitación de uno de sus laboratorios nucleares, plataforma para la hechura de la bomba atómica y neutralizando, al mismo tiempo, muchos de los científicos que trabajaban en la materia.

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En esa misma dirección, el sábado pasado, Estados Unidos atacó, con la precisión de sus inéditas bombas taladro para evitar cualquier explosión radioactiva, otros tres laboratorios nucleares iraníes. Y al anunciar el éxito del operativo, poniendo de presente la reversión de los procesos nucleares, el presidente Donald Trump advirtió a Irán sobre su réplica. Que, en efecto y sin mayores consecuencias de los 14 misiles interceptados, realizó ayer en Qatar.

Al final de la jornada, Trump, en vista de la anunciada y luego comprobada frágil maniobra de los ayatolas, se abstuvo de retaliaciones. Por el contrario, anunció un alto al fuego definitivo acordado entre Israel e Irán, a llevarse a cabo en unas horas, según su propuesta de la semana pasada. No obstante, Teherán dijo que está por definirse. Una noticia trascendental. Tan trascendental como que la bomba atómica, si ya de por sí tenebrosa, todavía hubiese sido peor dejarla en manos de un Estado terrorista.

* El ataque defensivo de Israel a Irán
* Intervención de EE. UU. y cese de fuegosFrenazo de la bomba atómica

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Trump con su vice Vance y su secretario de Estado, Marco Rubioo, confirma bombardeo a instalaciones nucleares iraníes

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