El tema de la no linealidad del tiempo desde la perspectiva de la física cuántica es fascinante y desafiante. «¿El tiempo realmente avanza en una línea recta o nuestra percepción está limitada por una comprensión incompleta de la realidad? ¿Cómo entender el tiempo si esta interconectado en el tejido espacio-tiempo? ¿Si el tiempo no es el mismo para todos los observadores, esto desmorona la idea de un tiempo lineal y uniforme? El fenómeno de la superposición en la mecánica cuántica nos lleva a que las partículas pueden existir en múltiples estados simultáneamente hasta que son observadas. ¿Cómo afecta esto al concepto del tiempo? Este fenómeno sugiere que las nociones de causa y efecto, y por ende de la secuencia temporal, podrían no ser tan fundamentales como se pensaba.
Si el tiempo no es lineal, ¿qué significa para nuestra experiencia de la vida? Tal vez el futuro ya exista, y el pasado no esté tan lejos como creemos. Tal vez todo ocurre en un eterno presente que solo nuestra mente lineal divide en antes y después.
El concepto de que el tiempo no es lineal y que el pasado, presente y futuro coexisten es un tema que ha sido explorado tanto en la física teórica como en la filosofía. Si bien no hay una confirmación científica definitiva de que el tiempo sea una ilusión o que el pasado, presente y futuro existan simultáneamente, hay indicios importantes en la física moderna, especialmente en la teoría cuántica y en la relatividad, que desafían la noción tradicional del tiempo lineal.
El físico teórico Julián Barbour es uno de los exponentes más conocidos de la idea de que el tiempo es una construcción mental. Según su propuesta en su libro «The End of Time», el tiempo es una ilusión y lo que percibimos como tiempo son solo cambios en la configuración del universo. En lugar de un flujo de tiempo, lo que existe son «instantes», o «ahoras», que no están conectados por una secuencia temporal. En este sentido, todos los «ahoras» existen simultáneamente en lo que él llama Platonia, un espacio abstracto de todas las configuraciones posibles del universo.
Uno de los experimentos más intrigantes que parece apoyar la idea de que el presente puede afectar el pasado es el experimento de la elección retardada propuesto por el físico John Archibald Wheeler. En este experimento, se utilizan partículas de luz (fotones) que viajan a través de una configuración que les permite comportarse como partículas o como ondas, dependiendo de si se observa o no el trayecto de las partículas. En la versión retardada del experimento, la elección de medir si el fotón se comporta como partícula o como onda se realiza después de que el fotón ya ha pasado por la mitad de su trayectoria. Los resultados del experimento sugieren que la decisión de observar o no el trayecto (en el presente) afecta el comportamiento que tuvo la partícula en el pasado. Esto implica que las decisiones presentes pueden influir en cómo ocurrió algo en el pasado, lo cual desafía las nociones tradicionales de causalidad y temporalidad.
En la teoría de la relatividad de Einstein, el tiempo no es una entidad absoluta y separada del espacio, sino que está entrelazado con el espacio formando el «espacio-tiempo». En esta teoría, el tiempo puede ser percibido de manera diferente según el observador, lo que permite la posibilidad de que eventos que son pasados para una persona, sean presentes o futuros para otra.
Algunos físicos y filósofos han sugerido que el tiempo podría no ser fundamental en la estructura de la realidad, sino una construcción de nuestra mente para dar sentido al caos del universo. La mecánica cuántica sugiere que, a niveles profundos, la realidad es indeterminada hasta que la observamos. Esta visión puede llevar a pensar que el tiempo lineal es solo una ilusión generada por la forma en que percibimos los eventos.
En el libro del Eclesiastés, el predicador nos habla de una variedad de tiempos y circunstancias abre un universo de posibilidades que no podemos abarcar; esos tiempos, que no dependen finalmente de una rueda anónima o de un destino fatal, como pretendería el hinduismo con su «sámsara» o el antiguo paganismo griego con su «moira.» El tiempo, o mejor, los tiempos, vienen de Dios; Él es el Señor de la Historia, es por ello por lo que para la mentalidad bíblica el tiempo no es circular, un eterno retorno, sino, el tiempo Crónos, que se refiere al tiempo lineal y secuencial que percibimos en nuestra experiencia diaria, y el tiempo Kairós, un tiempo cualitativo, marcado por momentos de gracia y revelación divina.