SIMÓN BOLÍVAR Y SIMÓN RODRIGUEZ RECORREN ITALIA.
En El año de 1.805 Simón Bolívar y su maestro Simón Rodríguez, con Fernand
Por Turín, llegaron a las llanuras de Milán.
El día en que Napoleón, emperador francés se corona como rey de Italia, Bolívar que con un amigo estaban presenciando el acto desde una eminencia, al advertir que el Emperador los miró varias veces con el pequeño anteojo de que se servía y que de pronto creyera que eran espías, decidieron retirarse.
A mediados de 1.805, desde Milán, recorren Italia del Norte dirigiéndose a Venecia por Verona, Vicenza y Padua; Luego a Florencia por Ferrara y Bolonia, para arribar a Roma por Perusa.
En Florencia por varios días, “Admiran su arquitectura, monumentos históricos y obras de arte.
Con su maestro Simón Rodríguez discuten sobre todo lo que veían, en historia y de los trascendentales acontecimientos políticos que conmovían la región en tal momento.
A Roma, la ciudad histórica por excelencia, Bolívar arribó poseído de una gran emoción”.
(Bolívar día a día pag.41).
A mediados de julio, Bolívar se encuentra con Humboldt.
El 15 de agosto, Bolívar, Rodríguez y Toro, ascienden al Monte Palatino en Roma y abrazándose los tres, arrodillados, Bolívar profetiza: “Juro que no daré descanso a mi brazo ni reposo a mi alma hasta que no haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del Imperio Español”.
Ya en Nápoles, ven al nuevo rey José Bonaparte, soberano de las dos Sicilias; y luego se produce su ascenso al Vesubio acompañando a Humboldt y a Gay Lussac.
Permítame, amable lector una breve reminiscencia.
Cuando tuve la fortuna de hacer un curso de Sociología del derecho en La Sorbona (1.971-1.972), viví en la Rue Gay Lussac en un hotelito de una Judía Polaca y su hijo, a quienes le habían matado a su esposo y padre, en un campo de concentración Hitleriano en la segundo Guerra Mundial; Hotel del Progreso a pocas cuadras de la universidad.
Ya en 1806, de nuevo en París, Bolívar recibe el segundo grado Masónico, en la Logia De San Alejandro de Escocia; Y escribe a Teresa de Tristán: “Fastidiado de las grandes ciudades que he visitado vuelvo a París con la esperanza de hallar lo que no he encontrado en ninguna parte.
Sólo hace tres semanas que he llegado aquí y ya estoy aburrido… ve aquí cara amiga todo lo que tenía que deciros del tiempo pasado.
Los continuos cambiamientos que son el fruto de la casualidad, ¿Reanimarán acaso mi vida? Lo ignoro; pero si no sucede esto volveré al estado de consunción de que me había sacado Rodríguez.
Solo se puede someter al calculo las cosas cuyos datos son conocidos; entonces el juicio, como en las matemáticas, puede formarse de una manera exacta”. (Bolívar día a día pag.47).
AUGUSTO MEJIA GONZALEZ augustomejiag@gmail.com