Un capitàn, clave en las dudas sobre seguridad de la General Santander

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Comunicaciones del oficial de guardia permitirán saber si carro bomba irrumpió o no en la escuela.

Atentado en Escuela General Santander

El atentado tuvo lugar el jueves 17 de enero en la Escuela de Policía General Santander.

ATENTADO EN BOGOTLa Fiscalía y la Policía han sido claras en señalar que la prioridad en la investigación por el atentado a la Escuela General Santander, que cobró la vida de 20 cadetes, es la de llegar a todos los autores intelectuales y materiales.

Pero las dudas que levitan en torno a cómo terroristas del Eln lograron penetrar una de las instalaciones más custodiadas de Bogotá llevaron a abrir paralelamente otra línea de investigación para establecer qué pasó realmente ese jueves 17 de enero al interior del lugar.

Diez días después del atentado, los interrogantes llevaron a que el ministro de Defensa, Guillermo Botero, saliera a aclarar que aunque no hay videos sobre la manera como el carro bomba ingresó a la escuela, se sabía que la Nissan –cargada con 80 kilos de pentolita– había ingresado a la fuerza.

“Desafortunadamente, la cámara del frente tiene ángulos de giro (…), cuando (el carro bomba) entró, la cámara estaba apuntando hacia otro lado”, anotó Botero ante las reiteradas dudas planteadas por los medios a partir de fotos suministradas por su propia car
tera. En estas se ve a la Nissan rodando por al menos tres calles de la escuela: la llamada avenida del Trabajo, la conocida como avenida Chile y el parqueadero de oficiales.

Además, en una imagen tomada por esa cámara en el momento en el que el carro avanzaba entre dos pelotones por la avenida del Trabajo, se alcanza a ver la entrada que usó el terrorista y no hay nadie en persecución.

Y es aquí donde entra a jugar un papel clave un capitán al que fuentes de la propia institución identificaron como Holger González. Señalan que el oficial, ascendido el 11 de diciembre en esa misma escuela, sabía qué personal estaba de guardia y si portaba o no armas para evitar ingresos forzados.

Fuentes judiciales le dijeron a EL TIEMPO que las comunicaciones radiales del capitán –que antes estuvo en Casanare, donde fue condecorado– serían claves. De hecho, el ministro Botero no descartó que en el futuro se abra una investigación sobre la seguridad. Esta incluiría por qué no hay cámaras fijas para puntos sensibles de seguridad.

Y si bien ha circulado una foto en la que se ve la puerta que usó el terrorista para su ingreso, totalmente abierta (a raíz de una supuesta falla que cumpliría tres meses), EL TIEMPO estableció que esa imagen fue tomada de Google Maps y data de septiembre de 2017. En todo caso, en la imagen tampoco se ven guardias.

Los otros interrogantes

En cualquier caso, allegados a víctimas quieren que se les aclare si hubo o no drones sin identificar rondando la escuela días antes del atentado, como declararon vecinos, y si uniformados trataron de frenar a José Aldemar Rojas, alias Mocho Kiko, el terrorista.

Sobre él, aún persiste la duda de si activó la bomba con el dispositivo que los investigadores forenses hallaron junto a su cadáver desmembrado, actuando de 
manera suicida. De no haber sido así, es claro que pudo habérsele estallado la carga accidentalmente o que otro la activó de fuera.

Lo que sí está descartado es que existiera un motociclista en las afueras de la General Santander esperando al terrorista, identificado en tiempo récord por la Fiscalía y la Policía.

Pusimos la bomba en la General Santander. Esto está caliente. Tocó venirnos a encaletar

Otra veta de investigación es la conversación interceptada a Ricardo Carvajal –hasta ahora, el único capturado–, en la que se atribuye el atentado: “Pusimos la bomba en la General Santander. Esto está caliente. Tocó venirnos a encaletar”.

Aún no se ha revelado quién es su interlocutor ni por qué venía siendo interceptado por la plataforma Esperanza. Además, todavía no se confirma o desmiente si es cierto que el interlocutor de Carvajal ya dio su versión sobre la llamada.

Lo que sí está claro es que, pese a que Carvajal dijo que se trató de “un chiste estúpido”, reza en su contra la declaración de la mujer que le arrendó a ‘Mocho Kiko’ una bodega en Los Tejares, localidad de Usme, para esconder la Nissan.

Esta y su hijo aseguran que Carvajal pagó el último mes de arriendo y pasaba permanentemente a revisar el carro. Pero en una carta que divulgó el senador Gustavo Petro a mitad de semana, Carvajal escribió que no conocía a la mujer de la bodega y que nunca había visto a ‘Mocho Kiko’.

Y si bien el dueño de una de las motos que quedó registrado rodando muy cerca al carro bomba se presentó a la Fiscalía y dijo que no tenía nada que ver, aún falta aclarar si hubo otro motorizado y si se dio o no un relevo de conductor de la Nissan, a la altura de la estación de TransMilenio en el barrio Venecia, a tan solo 12 minutos de la escuela.

Al respecto, fuentes judiciales manifestaron que, en poco tiempo, se podrían expedir nuevas órdenes de captura que están relacionadas con cuatro hombres que acompañaron el recorrido del carro bomba.

Y aunque la Policía ha preferido no pronunciarse sobre las fallas de seguridad en la escuela, que forma cadetes locales y extranjeros, adelanta su propia investigación interna. Esta, sin embargo, no frenó el traspaso de mando de la escuela de la general Juliette Kure al coronel Gustavo Franco, llamado a curso de ascenso.

COLPRENSA