Por què se ha quedado solo ?Humberto de la Calle

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Humberto de la Calle

Humberto de la Calle, precandidato presidencial por el partido Liberal.

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Humberto De la Calle, candidato liberal a la Presidencia, afirma que, a pesar de que las encuestas no lo favorecen, está seguro de tener posibilidades reales de ganar las elecciones.

Sin embargo, hace un nuevo llamado a la unión a las fuerzas del Sí porque la actual segmentación puede “hacer abortar el propósito mayor, que es no desviarnos del camino”.

¿Por qué no se logró conformar una coalición fuerte de los del SÍ para escoger un candidato único?

Desde el día que anuncié mi candidatura dije: ‘tenemos que unirnos los que estuvimos en el Sí para preservar lo logrado en materia de terminación del conflicto y mantener el ritmo y el trabajo alrededor de una transformación de la sociedad sin fanatismo, sin extremismo’.
Lamentablemente, por un lado, la coalición Colombia, encabezada por Fajardo, tomó su decisión de irse de forma solitaria y, por otro lado, Petro anunció una consulta con Clara López, que finalmente decidió no participar, y con Carlos Caicedo. He dicho de forma insistente que me preocupa que esas segmentaciones puedan contribuir a abortar el propósito mayor en el que sigo creyendo, que es evitar desviar el camino, uniéndonos todos los del Sí para ganar en primera vuelta o por lo menos clasificar a segunda vuelta.

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¿Por qué es tan difícil llegar a un consenso con los sectores que están en favor del Acuerdo de Paz?

La argumentación de la Coalición Colombia, en favor de la exclusión nuestra, es muy débil: que Robledo es un hombre impecable y el doctor De la Calle también. Y ambas cosas son ciertas. Los pecados, por ejemplo, del Polo en materia de corrupción, el doctor Robledo permanece inmune a ellos por su categoría personal. Pero me parece que es un doble estándar decir que las dificultades en materia de moralidad pública que ha tenido el Partido Liberal sí terminan siendo un lastre para De la Calle, pese a que se reconoce su solvencia moral. Ese es un argumento muy débil.

¿Pero no cree que también es un problema de egos?

Discrepo de esa visión. ¿Quién más ha insistido en la necesidad de la unión de todos los del Sí? Incluso, en un reciente escrito dije: ‘estoy dispuesto a someterme al procedimiento, cualquiera que sea, para que sea el porta estandarte de esta bandera’. Luego, en mi caso, no se trata de ego sino todo lo contrario, porque me parece que lo que sí no le sirve al país es una hipotética segunda vuelta entre Vargas y el candidato de Uribe.

¿No será que también lo discriminan porque su bandera de campaña es ‘La paz en marcha’ cuando este tema lo que hace es dividir al país?

Yo entiendo que hay una controversia alrededor de la paz. Pero le demuestro un hecho contundente señalado por el Comandante del Ejército: desde el cese al fuego con las Farc no hay un solo muerto en enfrentamientos.

No quiere decir que no haya problemas, por el contrario, lo que queremos es no desfallecer, está el problema del ELN, hay que someter a las bacrim. Y hay diversos problemas en Colombia. Me parece un contrasentido decir: ‘como todavía falta, devolvámonos’. Es como el tipo que va a cruzar el río Magdalena, pasa de la mitad del río y, como ve que hay dificultades, entonces decide devolverse.

¿Cómo ve el fenómeno de los candidatos inscritos por firmas?

Me parece muy dañino que el número de candidatos por firmas sea mayor al número de candidatos por partidos. Hay una irresponsabilidad política frente a quién se responde. Luego, hay un toque caudillista que me parece nocivo para la democracia. Yo aprovecho para decir: cuando hicimos la consulta liberal con Juan Fernando Cristo hubo discusión sobre los costos de esa consulta. Eso lo que significó fue apelar a los ciudadanos limpiamente con presencia de la Registraduría para que tomaran alguna decisión. Ahora lo que estamos viendo es que nadie habla de los costos de revisar esas firmas, nadie habla de los costos de haber recogido un cúmulo tan grande de firmas fraudulentas.

“Yo siempre me refiero a los liberales de corazón, practico el liberalismo igualitario, sé que eso está totalmente vivo”.

¿Usted es el candidato del continuismo del gobierno Santos?

Tengo una deuda de gratitud con Juan Manuel Santos, me permitió actuar en beneficio de la paz, es un sello indeleble para mí. Sé que hay personas que no están de acuerdo, las redes sociales lo insultan a uno. En cambio, al contrario, yo quiero exaltar el proceso de búsqueda a través del diálogo de superar un conflicto de 8 millones de víctimas, 50 años de confrontación. Yo no voy a cambiar ese agradecimiento al doctor Santos por conseguir unos votos. Pero también debo decir que no fui funcionario del Gobierno, no participé en los gabinetes, en la toma de decisiones de políticas públicas. Yo respondo por lo que se hizo en La Habana, pero hay decisiones del Gobierno que no me comprometen. Y además, con el tiempo y la experiencia política y administrativa, siento que tengo mi propia plataforma política.

¿En qué se diferenciaría un gobierno suyo del actual?

Es el momento de más audacia en materia de política social. Hay unas metas que se han cumplido, pero hay mucho por hacer, por ejemplo en acceso a la educación superior, ahí se puede hacer una revolución. Segundo, creo que la reforma tributaria quedó coja. Lamentablemente, vamos a tener que tocar los impuestos de una manera más completa y más integral. Luego, ciencia y tecnología, ha sido motivo de muchas críticas. Ocho directores de Colciencias en ocho años de Gobierno no es muy edificante. Pero no se trata de poner el retrovisor. Yo no voy a hacer girar mis reflexiones como si uno recibiera con beneficio de inventario el legado. Este es un país extraordinariamente desigual, los problemas que traíamos de antes estaban mimetizados por la guerra, ahora surgen con mayor vehemencia. Hay que igualar la cancha y poner a los pobres en el ejercicio de políticas públicas.

Usted es el padre del proceso de paz y hay mucha gente que teme que vaya a estar secuestrado por el Acuerdo y obligado a mantenerlo como sea. ¿Qué les dice a quienes tienen miedo de eso?

Preso no, preferiría decir más bien que la palabra del Estado está empeñada. Lo que se hizo fue un pacto que se sometió a un plebiscito donde ganó el No y lo reconocimos, por eso nos fuimos a La Habana, incorporamos al Acuerdo por lo menos el 90 % de las inquietudes del No y lo refrendamos en el Congreso. El error que no podemos cometer es, después de empeñar la palabra del Estado, traicionar los compromisos. Ese es el peor camino y es el llamado a la violencia.

“Yo siempre me refiero a los liberales de corazón, practico el liberalismo igualitario, sé que eso está totalmente vivo”.

¿Está de acuerdo con lo que se aprobó en el Congreso de la República alrededor del Acuerdo?

No. Han tomado decisiones que no comparto. En otras, tengo mis dudas, por ejemplo, con la inhabilidad sobreviniente para los miembros de la JEP por haber defendido los derechos humanos, me parece que es una discriminación imposible de explicar.

Yo tengo una reflexión sobre el delicadísimo tema de los terceros, es decir, los financiadores de la guerra.

Aquí hubo personas que fomentaron la guerra en muy distintos grados de responsabilidad, los que simplemente pagaron y que no son actores determinantes de las más graves violaciones pueden no acudir a la Jurisdicción. En cambio, en el Acuerdo dijimos, esos autores que financiaron una masacre tienen que responder ante la JEP.

Ahora, todo se volvió voluntario. Me parece que ese es un mensaje muy malo. Y dicen: ‘es que queda la posibilidad de ir a la jurisdicción ordinaria, que tiene 15.000 compulsas de copias provenientes de Justicia y Paz donde involucran a terceros y no se ha movido’. Yo sí comparto la preocupación de muchos de que haya más de uno que decida quedarse en la jurisdicción ordinaria con la esperanza de su caso quede impune.

«Creo que lo que hay que hacer es mirar hacia adelante. Después de haber terminado la guerra con las Farc es la gran oportunidad de igualar la cancha en Colombia”.

Muchas personas dicen que si las víctimas fueran el centro del Acuerdo hubieran tenido curules adjudicadas como las de Farc…

Yo lo que veo es una combinación afortunada. 16 circunscripciones de las zonas más golpeadas por la violencia para que las víctimas hagan presencia. ¿Cómo? Con el voto, pero no de los partidos ajenos ni las Farc. Ellos no pueden presentar candidatos en esas circunscripciones y al mismo tiempo atender la característica de víctimas a quienes acudan. Pero allí yo me remito a un argumento fantástico que le oí a Juan Fernando Cristo: los votos en esas circunscripciones, se dijo, eran de grupos criminales y algunos ligados a la mafia, no sirven para que vayan los voceros de las víctimas, pero sí sirven para la votación ordinaria del Congreso, ¿quién me explica eso?

¿No es ingenuo pensar que personas del común vayan a organizarse para obtener esas curules especiales y que los partidos y quienes sí están organizados no van a meterle mano a eso?

En mis recorridos por Colombia lo que he encontrado es una efervescencia de organización en la base. Si estamos desorganizados, somos nosotros en la vida urbana, que somos insolidarios, porque no nos importa lo que está pasando allá. La insolidaridad está en las áreas urbanas, las zonas más privilegiadas. Sí hay organización de víctimas. Al contrario, yo lo que encuentro es una gran capacidad de resiliencia, que es la palabra importada de comunidades que han sufrido, y que a partir de allí se han organizado. Creo que es la voz de las víctimas y me parece muy grave que se haya cerrado la puerta en una decisión de esa naturaleza.

¿Como están las apuestas actualmente, usted cree que tiene posibilidades de ser Presidente?

Claro. Hay posibilidades reales. Observo que crece el entusiasmo en el liberalismo de recuperar el sitio que tuvo en el pasado y que se fue disgregando por mil razones. Hay mucho más liberalismo que Partido Liberal. Hay gente en la U, en Cambio Radical e independientes que son de filosofía liberal.

Pero usted se ve muy solo políticamente hablando…

Lo diría al revés. El Centro Democrático tiene una enorme capacidad de congregar votaciones, pero al mismo tiempo siento al Partido Liberal prendiendo motores, estamos unidos, se ha hablado de desunión, eso no es cierto. Tengo la firme convicción de que hay un escenario probablemente al revés, la persona que hoy es candidato oficial de un partido que está comprometido, es el Partido Liberal. Lo demás me parece que son encuestas bastante precoces. Si usted mira las encuestas, la ventaja de los que se suponen van adelante es mínima, tener el 17 % o el 20 % a cuatro meses de elecciones no le garantiza el triunfo a nadie. Luego, me siento confiado y digo que hay posibilidades.

Germán Vargas Lleras prometió aquí en Cali construir 1,2 millones de casas. ¿Usted cuántas planea construir si es Presidente?

Yo sí creo que acá hay que continuar con los programas dotando de vivienda a los colombianos que no la tienen. Pero hay alternativas novedosas. En muchos países se han hecho programas de alquiler barato de vivienda, mientras las personas logran un nivel de ingreso para acceder a viviendas. En fin, comprendo y una prioridad, claro, es el tema de vivienda, pero me parece que no podemos convertir la campaña en un juego de cifras a ver quién le gana a quién”.