Por ÁLVARO RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ
Pereira y Risaralda, no pueden estar sometidas a la parcelación de un poder esparcido, por venganzas u odios.
El Estado, no puede ser refugio de personas que solo buscan ser redentores de ellos mismos y saqueadores ilustrados del erario. O, lo que es peor, armar burdos escenarios para ajustarlo a sus apetencias políticas o del reparto en la montaña rusa de sus insanas pretensiones.
Por eso, debe saber bien el ciudadano, que concurre – concurrímos – a urnas, quienes creemos que la Universidad Tecnológica de Pereira y la CARDER, no son patrimonio nuestro. Que son – como COMFAMILIAR – un proceso aislado de buen gobierno.
No pueden caer en manos de personas que solo piensan que son presupuesto a gusto o nómina suelta. Para el reparto y la baratija.
COMFAMILIAR, CARDER, UTP, no pueden seguir derecho en la cauda electoral que se corrompe. Debe ser crisol. Guía y no plato de cuarta servido entre la gula crujiente de ciertos advenedizos, ambiciosos y trepadores sin juicio que le revuelven desde ideología a máquina registradora de consumo. Que se acomoda, se vuelve el astica para convertir la ética en trapo sudado. En circuito de respaldo a la mediocridad.
Estas entidades, han mostrado resultados. Razones poderosas, estilo de gobierno asertivo, planes de desarrollo en marcha, responsabilidad social y ante todo, jerarquía en el mando y autoridad.
En estas entidades, las consecuencias del éxito son medibles. Fruto de consejos directivos, que cuando cumplen metas y objetivos, no pueden perder el control de administraciones decentes. Regidas por la inversión moral. Jamás, centro de condiciones perversas de una red que busca apoderarse de estas, sin sorpresa alguna. Generando razones lánguidas y sometidas, a una gavilla sin escrúpulo.
Antes, por el contrario, estas entidades, no pueden ser relevo oscuro de pretensiones tóxicas, fétidas. Al amparo de devastadores de presupuesto o triquiñuelas urdidas con finos compadrazgos.
El llamado pues, es a drenar desmanes que se avecinan. Que se puedan registrar casi, que con dolo, para cabalgar con los fantasmas inscritos para hacer baratijas en el mercadillo.
COMFAMILIAR, la UTP y la propia CARDER, le huyen hoy a la carroña amigable.
Muchas veces, vaya sorpresa, las hienas se alimentan, de pedazos de cosas sumados a sus fines particulares y de despojo. Para quienes asi piensan, ¡están en el lugar equivocado! Es su institucionalidad, la que exige respeto y mesura. No es un botín.