eL QEL QUE CAMBIÒ FUE EL PRESIDENTE SANTOS, NO FUI YO «: JUAN CARLOS pINZÒN

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Exministro Juan Carlos Pinzón

Exministro Juan Carlos Pinzón

Más que el nombre del movimiento por el que inscribió su candidatura, Juan Carlos Pinzón dice que ‘Ante todo Colombia’ es el principio que guía su camino en la política, el mismo que decidió iniciar cuando no le gustó la parafernalia que rodeó la firma del Acuerdo de Paz en Cartagena.

“El Valle del Cauca y el Pacífico son de la mayor importancia para el futuro del país”, dice para explicar por qué decidió iniciar su campaña a la Presidencia el martes pasado en Cali, ciudad por la que asegura sentir un afecto especial y donde permaneció hasta hoy.

¿Por qué decidió ir solo hasta la primera vuelta presidencial?

El país necesita un nuevo líder y aquí estoy yo, con una postura de centro, eso sí, con la convicción de la mano firme, porque mi mano no está para probar, está probada, y, por el otro lado, con la convicción de que este es un país desigual, que realmente requiere oportunidades. Ahora, yo entiendo, porque he gobernado, que nadie puede gobernar solo, y yo estoy dispuesto a hacer equipo, pero no estoy dispuesto a hacer componenda política, no estoy dispuesto a alianzas, sino a que se haga equipo para que se cumpla el principio por el cual nos estamos moviendo, que es ante todo está Colombia.

¿Y por qué no hacer equipo desde la campaña?

Porque tengo más experiencia que las demás personas que compiten en esta campaña en tres temas. Economía: soy economista, fui becado en la mejor universidad del mundo y tuve clase con premios Nobel, fui economista jefe de City en Colombia, vicepresidente de la Asociación Bancaria, miembro de la Junta del Banco Mundial y estuve en el Ministerio de Hacienda. En seguridad: duré tres años como viceministro de Defensa, cuando acompañé el diseño de la Unidad Especial que dio los grandes golpes a los cabecillas, y siendo ministro de Defensa cayeron 55 jefes de las Farc, 21 del ELN, incluido el jefe en Colombia, y 42 de las Bacrim, varios de ellos extraditados. La tasa de homicidios, cuando llegué a ser ministro, era de 35 por cien mil habitantes, y la dejé en 26 por cien mil habitantes. Y en relaciones internacionales: no creo que haya otro colombiano que tenga hoy el acceso que tengo, como candidato a la Presidencia, a la Casa Blanca.

Usted dijo que votó No en el Plebiscito, pero antes había invitado a votar por el Sí. ¿No es una declaración oportunista, dado lo cuestionada que está la paz?

Después de mucha insistencia y poca voluntad de mi parte, hice un video en el que dije ‘voto por el Sí para darle la vuelta a la página, pero tengo las mismas preocupaciones de la gente del No y si las Farc no cumplen, ellas saben lo que les viene’. Ese video lo filmé un jueves y el evento de la firma del Acuerdo en Cartagena fue el lunes y, cuando vi ese espectáculo, donde convirtieron a los señores de las Farc en tipos más importantes que cualquier colombiano y les dieron estatus de Estado, no pude aceptar eso. Le confieso que me salí del evento y tomé dos decisiones: que iba a votar por el No y que iba a regresar a Colombia para, por primera vez en la vida, participar en política.

¿Acepta que es una posición complicada de entender?

Yo podría haberme quedado callado, pero decidí decirlo y le narro esto al país porque quiero que sepan que el próximo presidente de Colombia sí cuenta todo. Por ejemplo, me gustaría que nos pregunten a cada candidato por quién hemos votado en la vida y qué hemos dicho cada uno de los demás candidatos y usted se sorprendería de lo que muchos han dicho de sus aliados.

¿Pero no es incoherente que usted haya pertenecido al Gobierno que se la jugó por la paz y haya terminado votando en contra de su gran apuesta?

Siendo ministro de Defensa tuve tres momentos públicos muy difíciles: cuando me opuse a que sacaran a los cabecillas de las Farc y dije que era un error porque íbamos a perder poder de negociación; me opuse a suspender bombardeos y de hecho se reanudaron a raíz de que me asesinaron a los soldados en el Cauca, y después me llamaron la piedra en el zapato y las Farc pedían mi cabeza y también los negociadores de Paz. Yo lo que hice fue honrar la muerte de mis soldados y claro que me asesinaron a once soldados, pero las Farc perdieron 90 hombres en diez días.

Después el Presidente decide suspender la aspersión y yo me opongo y digo: ‘el país se va a inundar de coca’ y entonces él me reclama y me pide que le exija la renuncia al Viceministro, pero yo le dije: ‘no se va, me voy yo’ y el Presidente me dice: ‘váyase para Estados Unidos’.

¿Y por qué aceptó esa designación?

Por seguridad: nadie tiene el récord de cabecillas de grupos armados y criminales en Colombia, de abatidos, que se dio durante el tiempo que fui ministro. Me fui pensando en mi seguridad y la de mi familia, pero también convencido de que podía parar embarradas y paré dos: iban a traer a ‘Simón Trinidad’ y yo no quise hacer ninguna gestión y finalmente no vino. Y querían sacar a las Farc de la lista de terroristas y en eso sí dije no me presto para eso. En Europa ya las sacaron, alguien sí se prestó allá, yo no, y dudo mucho que en el Gobierno de Trump eso vaya a ocurrir. Se lo digo de corazón, no es que a mí no me parezca que algún día deban salir, si cumplen, pero no han hecho méritos: esa gente tiene caletas, yo lo he dicho y entonces el Gobierno se pone bravo conmigo, tienen nexos con las disidencias y el Secretariado armó las disidencias como su retaguardia.

¿O sea que usted cree que las disidencias son armadas por las propias Farc?

Unas sí y otras no. Unas fueron el plan original, que era tener unas retaguardias que básicamente les manejen negocios y que tengan allí una base mientras ellos verificaban qué iba a pasar, y otras simplemente porque entre bandidos se comportan como bandidos y muchos se devuelven a actividades criminales. Esto que hay aquí en las montañas del Cauca y el sur del Valle no es teórico, allá están. El uso de las marchas y de las tomas que organizan con sectores sociales, eso tiene penetraciones, tiene agenda y eso es lo que no se puede perder de vista, y yo lo digo con franqueza, porque yo sí conozco estos temas, no es que me echaron el chisme, por eso es que siento el deber de servirle hoy al país.

Hay quienes dicen que haber pertenecido al Gobierno se ha convertido en el mayor Inri para su campaña, ¿qué responde?

Me atacan de lado y lado, de los sectores de derecha, sin embargo allá todos trabajaron con Santos, de Uribe para abajo, todos; ¿entonces a mí qué me endilgan? A diferencia de ellos, lo que hice fue producir resultados que le servían a la derecha, a la izquierda, al gobierno Santos y a todo el país. Los sectores de extrema izquierda nunca me han querido porque con semejante récord de golpes a la criminalidad y al terrorismo, pues allí argumentan la teoría de la traición. Pero aquí él que cambió fue el presidente Santos, él fue el que terminó aliado con sectores que nunca habíamos tenido cerca, yo me mantuve en la misma posición de ese presidente que se escogió en el 2010.

¿Se siente más cerca de Uribe o de Santos?

Los respeto a los dos y no quiero entrar en debates con ellos, quiero entrar es en la discusión de cuáles son los temas que vienen para al país y de verdad que está el del bolsillo de los colombianos, que está golpeado; el de la atención en salud, que es de muy mala calidad; nos faltan cupos de educación superior y la calidad de la educación es bajísima; tenemos impunidad generalizada y ese para mí empieza a ser un cáncer que está haciendo metástasis, porque hay impunidad por el tipo que se roba un celular a mano armada, pero también por el que se roba cinco mil millones de pesos de la comida de los niños.

Además, tras el Acuerdo de Paz aquí quedó la sensación de que si usted es un terrorista de lesa humanidad no le pasa nada. Me preguntan por qué me molesta tanto que ‘Timochenko’ esté de candidato y yo respondo porque es como que el tipo que puso la bomba en Barranquilla mañana pudiera ser candidato y podría serlo a la luz de los Acuerdos de Paz. Eso es lo que no puedo entender, hay que ser enfático en eso: esa gente debió pasar por la justicia, creo que debió haber un tema de equilibrio básico.

Uno observa el espectro de candidatos y hay varios con una posición similar a la suya, ¿en qué se diferencia de ellos?

En que yo sí hice, ellos hablan de cosas que no enfrentaron, a mí sí me tocó hacer. Cuando hablamos de seguridad, insisto, a mí no me han contado, los resultados están ahí . La otra diferencia es que yo conozco el país, he estado en esas zonas difíciles y no creo que los problemas son solo de mano dura. A mí me aterra cuando oigo candidatos que en su vida han correteado un raponero y empiezan a hablar de mano dura como si fuera la solución a todos los problemas y se les olvida que nosotros tenemos un problema de ausencia de desarrollo y de marginalidad que es gravísimo.

¿Por qué decidió arrancar su campaña por el Valle del Cauca?

El Valle del Cauca y el Pacífico son de la mayor importancia para el futuro del país. El mundo se está desarrollando en Asia Pacífico y en Oceanía y nuestra conexión con ese lugar del mundo está aquí. Eso desde una perspectiva de futuro, de visión estratégica y de compromiso.

Segundo, creo que hay un tema de afecto; esta zona del país ha vivido momentos dramáticos en materia de seguridad. Como ministro de Defensa aquí pasé muchas horas, dormí en Quibdó, en Buenaventura, en Tumaco, en Pasto, en Ipiales, en Popayán, pasé por buena parte de los municipios que mucha gente no podía ni nombrar: una vez nos atacaron y fue impactada la aeronave en la que venía. A Cali yo la reforcé con mil policías y desde ese momento, con el alcalde Guerrero y un gran trabajo que hicimos, empezó a descender la tasa de homicidios. Aquí creé el Comando Conjunto del Pacífico.

En esta zona cayeron muchos de los terroristas importantes de las Farc, el tal ‘Caliche’, que era el comandante de la Jacobo Arenas, los comandantes del frente sexto, ‘el Burro’ y ‘Jaimito’ y alias Alfonso Cano, el jefe de las Farc; el ELN desmovilizó una cuadrilla completa en el sur del Cauca y la recibimos en las instalaciones del Batallón Pichincha, donde llegaron cerca de 40 hombres, encabezados por uno que le decían alias El Tigre. Yo recuerdo todas estas cosas para decir: siento esta región del país, hay un afecto y una visión estratégica sobre su potencial.

Sobre el ELN

La suerte de los diálogos con el ELN va a quedar en manos del próximo Gobierno, ¿qué haría usted: bala o diálogo?

“El Gobierno tiene el deber de perseguir a quien delinca, pero si el ELN hace un cese unilateral, estoy dispuesto a una negociación con el compromiso de que comience un proceso de concentración. Yo creo en la solución negociada y en los acuerdos de paz, lo que no creo es que uno pueda premiar delincuentes. Ningún miembro de un grupo armado puede quedar con más derechos que un ciudadano que nunca ha violado la ley”.