El próximo 9 de junio viaja a Rusia la voz mayor de la narración del fútbol profesional colombiano, Gustavo “El Tato” Sanín.
Hace un mes estuve en la pista de bolos del Club del Comercio haciendo la grabación para un video de la gran deportista que es Juliana Franco Arango.
Los sábados he ido al registro periodístico de dos casos positivos de responsabilidad y proyección social en la Universidad Libre. Un grupo de adultos mayores quieren aprender a manejar el computador y asisten al Colegio Ciudadela Cuba. Mientras grabo su mirada llena de esperanzas, una de las mujeres me dice: “Estoy aprendiendo Word para poder escribir cartas”. Nunca es tarde para aprender, le digo.
No lejos de allí, en el campus universitario de Unilibre en Belmonte, subo al quinto piso y entro por primera vez al laboratorio de Ingeniería de Sistemas donde una veintena de niños de 8º del colegio Ciudadela Cuba, asisten al curso de robótica. Compruebo que desde lo aspiracional, los códigos de esta generación han cambiado y es la tecnología lo que está en el chip de la muchachada.
Mediante metodologías lúdicas, los chicos de ambos sexos acompañados de un par de instructores, primero aprenden programación de software en los computadores. El pasado sábado que volví a visitarlos, para mi sorpresa, grata por cierto, ya están armando su primer robot. Lo dijo Hemingway: un periodista nunca debe perder la capacidad de asombro.
El Tato” no me sorprende. Ya lo hizo en los años 80 cuando se inició en “La Guerrilla Deportiva” del desaparecido Grupo Radial mostrando lo que hoy con madurez es en Caracol Radio, para orgullo de los pereiranos que le admiramos como profesional y como persona. “El Tato” es Pereira en el mundial de Rusia.
Juliana Franco derriba bolos como fichas de dominó. Y como si fuera poco, es estudiante de Ingeniería Financiera en Unilibre Pereira, becada por méritos académicos propios.
Como Juliana, que es campeona mundial de bolos; como “El Tato” que es mundialista; como los Adultos mayores que quieren navegar en el mundo de Internet; y como los niños del populoso barrio Cuba que aprovechan la concepción global de la Universidad Libre, quisiéramos también dirigentes y líderes transformadores ajenos a la politiquería, al parroquialismo hirsuto y al canibalismo e incoherencias institucionales que abruman nuestros días.
Parece necesario que los periodistas hagamos también una profunda reflexión sobre nuestro papel en el escenario de los desafíos que tenemos como región.
Es una de las conclusiones de un encuentro reciente de dos dirigentes gremiales con media docena de veteranos periodistas pereiranos. Es un esperanzador inicio.
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