
En medio de la más indignante discriminación, la clase política de Risaralda, pese a su consolidado desprestigio logrado en los últimos veinte años, al frente del ejercicio del poder y la gobernabilidad, se empeñan en darle continuidad a su larga cadena de errores cometidos, buscando a gritos por las redes sociales un candidato para la Alcaldía de Pereira, según afirman, diferente a la corruptela de siempre, pero afín a los intereses del minúsculo grupillo, que de componenda en componenda terminaron untados hasta el cuello, sin fronteras ideológicas, sin partidos determinados que los identifiquen políticamente, sin lealtad de causa, sin mística partidista, sin fines nobles a mostrar en bien de la comunidad y lo peor: sin más códigos éticos y morales que su propia conveniencia, sacrificando las instituciones y el futuro de la gobernabilidad.
Buscan afanosamente además un candidato a la Gobernación, de gran abolengo y apellidos, perteneciente a su estirpe y condición, pero que desconozca por completo los exigentes caminos de la gobernabilidad, para poderlo manejar a su antojo y engañar así de nuevo al electorado, al que leen cansado de tanta corrupción, de tanta mentira, tantas promesas incumplidas y tanta frustración; tiene que pertenecer a las familias blancas de nuestra sociedad, ostentar abundante riqueza, ser industrial reconocido entre ellos, así el pueblo no lo haya oído ni mentar jamás; solo buscan elegir a alguien distinto que les permita mantenerse en el poder, burlándose de todo el mundo, claro está.
Los líderes comunitarios y el grueso de nuestra sociedad, sabemos de sobra lo que nos espera si nos volvemos a dejar engañar, cayendo en el ya acostumbrado truco tendido como señuelo perverso por la maldad. Una vez elegido, el pueblo no lo vuelve a ver, no recibe nada a cambio y a sufrir cuatro largos años más.
Déjenme decirles, que esta vez les va a quedar muy difícil volvernos a engañar, porque por candidatos cuestionados, extraños, impuestos a la brava y sin méritos suficientes no vamos a votar. Tenemos activado el más estricto, planeado y estudiado frente común, de cara a los próximos debates electorales del año próximo, par
LOS RICOS CONTRA LOS POBRES DE CARA AL PRÓXIMO PERIODO ELECTORAL
a impedir que éstos reconocidos sinvergüenzas, vuelvan a comprar a todo el mundo el día de elecciones, se elijan a la brava y luego a vender todo el patrimonio público, para recuperar la inversión hecha en campaña y llenarse de plata a costillas del hambre y sufrimiento de un pueblo agónico, fácil de engañar.
Mi pregunta es: ¿dónde fueron a parar los miles y miles de millones de pesos, obtenidos con la venta de la interminable lista de bienes públicos en los últimos veinte años por estos desalmados, que hoy afirman ponerle un gerente de alto abolengo y gran estirpe a la ciudad y al departamento?
No tienen un peso en caja, la deuda pública contraída aumenta en cada administración y al finalizar, aparecen los nuevos ricos de la infamia, pavoneándose por entre nosotros como si nada.
Dr. Gustavo Pérez González