Columna del Abogado, Escritor y Periodista, Luis Garcia Quiroga

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La enorme carga de simbolismo que tenían las banderas de Pereira y Risaralda que cubrieron

La enorme carga de simbolismo que tenían las banderas de Pereira y Risaralda que cubrieron el féretro de Augusto Ramírez González, no fueron suficientes para tapar la sensación de vacío que nos deja su partida sin retorno. Siempre digo que los buenos amigo no mueren; solo se van de viaje.

Fue un gran pereirano y un ser humano ejemplar. En su pasión por el fútbol y con una vitalidad asombrosa, se jugó un partido de 75 años. Como una premonición, se despidió de este mundo al clausurar la Copa Ciudad Pereira, evento que inspiró y lideró por más de 35 años al lado de su parcero Hugo Ocampo Villegas.

Se fue sin ver campeón a su Deportivo Pereira que oteó siempre desde la raya como mariscal de campo del estadio. Cumplió en la UTP como ingeniero mecánico. Sirvió como subgerente técnico de las Empresas Públicas de Pereira y al final de sus días, le quedaba tiempo y cuerda para trabajar en el Ingenio Risaralda.

Su esposa Gladys nos decía a varios amigos, que no podía creer que un hombre como Augusto, que no tomaba licor, nunca se fumó un cigarrillo, no comía grasas saturadas y mantuvo una vida de disciplina deportiva, muriera dormido por un accidente cerebrovascular, según dictamen de Medicina Legal. Los detalles de su última jugada, indican que la vida apacible y serena de siempre, lo acompañó hasta el pitazo final. Murió como vivió, dijo Adalberto Sánchez Ramírez.

Todos tenemos anécdotas de Augusto. Años atrás en Bogotá el periodista Julio Nieto Bernal me preguntó por Augusto “Mijo” y me contó admirado que no conocía a nadie que como él, se moviera en las grandes ciudades. Estábamos en París –dijo Nieto- y teníamos el mismo tour a Moscú y Tokio. “Caminaba como si estuviera en la sala de su casa y tomaba el tren y los buses como si estuviera en Pereira”.

Augusto estuvo postulado para Director Nacional de Coldeportes pero faltó respaldo político local. En la primera elección de alcalde popular, le sugerimos que se lanzara, pero dijo que Jairo Arango ya tenía los perros amarrados y la bendición del “Plumón”.
Nos queda su grato recuerdo y su huella difícil de superar. Con la trayectoria de Augusto vuelve a mi memoria el apotegma de Chesterton: “hay tres clases de hombres: Los que hacen las cosas, los que ven pasar las cosas y los que preguntan: ¿qué pasó?”.

Hoy se necesitan líderes como Augusto en el deporte, la cultura, el turismo, la educación, las artes, las ciencias, la tecnología. Que el espíritu dinámico, emprendedor y amigable de Augusto Ramírez nos ilumine. Él ya cumplió y tiene nuestra gratitud por siempre, porque la vida es como el fútbol, siempre sigue porque siempre habrá con quien jugar, con quien perder y a quien ganarle.
garciaquirogapress@gmail.com

el féretro de Augusto Ramírez González, no fueron suficientes para tapar la sensación de vacío que nos deja su partida sin retorno. Siempre digo que los buenos amigo no mueren; solo se van de viaje.

Fue un gran pereirano y un ser humano ejemplar. En su pasión por el fútbol y con una vitalidad asombrosa, se jugó un partido de 75 años. Como una premonición, se despidió de este mundo al clausurar la Copa Ciudad Pereira, evento que inspiró y lideró por más de 35 años al lado de su parcero Hugo Ocampo Villegas.

Se fue sin ver campeón a su Deportivo Pereira que oteó siempre desde la raya como mariscal de campo del estadio. Cumplió en la UTP como ingeniero mecánico. Sirvió como subgerente técnico de las Empresas Públicas de Pereira y al final de sus días, le quedaba tiempo y cuerda para trabajar en el Ingenio Risaralda.

Su esposa Gladys nos decía a varios amigos, que no podía creer que un hombre como Augusto, que no tomaba licor, nunca se fumó un cigarrillo, no comía grasas saturadas y mantuvo una vida de disciplina deportiva, muriera dormido por un accidente cerebrovascular, según dictamen de Medicina Legal. Los detalles de su última jugada, indican que la vida apacible y serena de siempre, lo acompañó hasta el pitazo final. Murió como vivió, dijo Adalberto Sánchez Ramírez.

Todos tenemos anécdotas de Augusto. Años atrás en Bogotá el periodista Julio Nieto Bernal me preguntó por Augusto “Mijo” y me contó admirado que no conocía a nadie que como él, se moviera en las grandes ciudades. Estábamos en París –dijo Nieto- y teníamos el mismo tour a Moscú y Tokio. “Caminaba como si estuviera en la sala de su casa y tomaba el tren y los buses como si estuviera en Pereira”.

 

La enorme carga de simbolismo que tenían las banderas de Pereira y Risaralda que cubrieron el féretro de Augusto Ramírez González, no fueron suficientes para tapar la sensación de vacío que nos deja su partida sin retorno. Siempre digo que los buenos amigo no mueren; solo se van de viaje.

Fue un gran pereirano y un ser humano ejemplar. En su pasión por el fútbol y con una vitalidad asombrosa, se jugó un partido de 75 años. Como una premonición, se despidió de este mundo al clausurar la Copa Ciudad Pereira, evento que inspiró y lideró por más de 35 años al lado de su parcero Hugo Ocampo Villegas.

Se fue sin ver campeón a su Deportivo Pereira que oteó siempre desde la raya como mariscal de campo del estadio. Cumplió en la UTP como ingeniero mecánico. Sirvió como subgerente técnico de las Empresas Públicas de Pereira y al final de sus días, le quedaba tiempo y cuerda para trabajar en el Ingenio Risaralda.

Su esposa Gladys nos decía a varios amigos, que no podía creer que un hombre como Augusto, que no tomaba licor, nunca se fumó un cigarrillo, no comía grasas saturadas y mantuvo una vida de disciplina deportiva, muriera dormido por un accidente cerebrovascular, según dictamen de Medicina Legal. Los detalles de su última jugada, indican que la vida apacible y serena de siempre, lo acompañó hasta el pitazo final. Murió como vivió, dijo Adalberto Sánchez Ramírez.

Todos tenemos anécdotas de Augusto. Años atrás en Bogotá el periodista Julio Nieto Bernal me preguntó por Augusto “Mijo” y me contó admirado que no conocía a nadie que como él, se moviera en las grandes ciudades. Estábamos en París –dijo Nieto- y teníamos el mismo tour a Moscú y Tokio. “Caminaba como si estuviera en la sala de su casa y tomaba el tren y los buses como si estuviera en Pereira”.

Augusto estuvo postulado para Director Nacional de Coldeportes pero faltó respaldo político local. En la primera elección de alcalde popular, le sugerimos que se lanzara, pero dijo que Jairo Arango ya tenía los perros amarrados y la bendición del “Plumón”.
Nos queda su grato recuerdo y su huella difícil de superar. Con la trayectoria de Augusto vuelve a mi memoria el apotegma de Chesterton: “hay tres clases de hombres: Los que hacen las cosas, los que ven pasar las cosas y los que preguntan: ¿qué pasó?”.

Hoy se necesitan líderes como Augusto en el deporte, la cultura, el turismo, la educación, las artes, las ciencias, la tecnología. Que el espíritu dinámico, emprendedor y amigable de Augusto Ramírez nos ilumine. Él ya cumplió y tiene nuestra gratitud por siempre, porque la vida es como el fútbol, siempre sigue porque siempre habrá con quien jugar, con quien perder y a quien ganarle.
garciaquirogapress@gmail.com

Augusto estuvo postulado para Director Nacional de Coldeportes pero faltó respaldo político local. En la primera elección de alcalde popular, le sugerimos que se lanzara, pero dijo que Jairo Arango ya tenía los perros amarrados y la bendición del “Plumón”.
Nos queda su grato recuerdo y su huella difícil de superar. Con la trayectoria de Augusto vuelve a mi memoria el apotegma de Chesterton: “hay tres clases de hombres: Los que hacen las cosas, los que ven pasar las cosas y los que preguntan: ¿qué pasó?”.

Hoy se necesitan líderes como Augusto en el deporte, la cultura, el turismo, la educación, las artes, las ciencias, la tecnología. Que el espíritu dinámico, emprendedor y amigable de Augusto Ramírez nos ilumine. Él ya cumplió y tiene nuestra gratitud por siempre, porque la vida es como el fútbol, siempre sigue porque siempre habrá con quien jugar, con quien perder y a quien ganarle.
garciaquirogapress@gmail.com

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