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Fue una negociación rápida y muy corta”: María López, sobre venta de revista «Semana»

Habla la hija de Felipe López y heredera de esta y sus otras publicaciones. Explica cómo y por qué se negoció el 50 % de la sociedad con Gabriel Gilinski, miembro de uno de los grupos económicos más poderosos del país y conocido en Colombia con ese apellido. María afirma que “Semana” conservará la autonomía periodística y dice que no cambiará el equipo profesional que la hace.

Según María López, “la responsabilidad periodística será nuestra” y los Gilinsky se concentrarán en el desarrollo tecnológico. / Cristian Garavito - El Espectador

Según María López, “la responsabilidad periodística será nuestra” y los Gilinski se concentrarán en el desarrollo tecnológico. / Cristian Garavito 

El reducido mundo colombiano de los medios de comunicación se sorprendió con el anuncio de la adquisición del 50 % de Publicaciones Semana por parte del grupo Gilinski. Supongo que fue una negociación difícil y larga. ¿Cómo lograron mantenerla en secreto hasta ahora?

Fue lo contrario: una negociación rápida y muy corta. Gabriel Gilinski había buscado a mi papá, Felipe López, hace un año para manifestarle su interés en comprar una parte de la compañía. Esa conversación quedó en el aire. Hace un mes se encontraron en Nueva York y se citaron en un restaurante. En la comida acordaron los términos del negocio.

¿Sin balances ni abogados?

Así es. Los dos tuvieron “buena química” desde el primer momento. Pocos días después viajé a Nueva York con Alejandro para avanzar en detalles de carpintería. Lo mismo hizo nuestra gerente Sandra Suárez, quien se reunió con Gabriel en Miami. Pero, le insisto, los fundamentos del negocio fueron resueltos entre Felipe López y Gabriel Gilinski.

Pero un negocio de esa magnitud no puede ser tan simple, y en cuanto a las cifras, tampoco se analizan a las carreras…

Bueno, no estuve en el restaurante: así me lo contó mi papá. Después llegaron los contadores, los auditores y los abogados, y perfeccionaron lo acordado.

Por lo que usted dice, la adquisición del 50 % de “Semana” se concretó con Gabriel Gilinski. ¿Quién es él? Le pregunto porque aunque en Colombia se conocen, sobradamente, los nombres de Isaac y Jaime Gilinski, apenas ahora escuchamos hablar de Gabriel…

(risa) Pues a mí me pasa lo contrario: solo estaba familiarizada con Gabriel. Le confieso que no sabía quiénes eran su abuelo o su papá. Gabriel tiene 31 años, vive en Miami y maneja los negocios de Jaime Gilinski en Colombia. Sin embargo, ahora está centrado en el mundo digital. Por eso, precisamente, le interesó Semana.

Entonces, ¿él se va a dedicar exclusivamente, o gran parte de su tiempo, al desarrollo digital de “Semana”?

No. Él maneja muchos negocios y aunque no está en el día a día de cada uno de ellos, orienta, delega y pide resultados. Creo que aplicará ese mismo esquema en Semana.

Usted y Gabriel Gilinski apenas pasan de los 30 años. Esta adquisición significa, en realidad, ¿el relevo generacional de “Semana”?

En realidad no empezó ahora, sino hace 12 años cuando entré a la empresa. Este tiempo me he dedicado a conocer las áreas del negocio en sus diferentes materias: producción, distribución, diversificación, finanzas, etc., para prepararme para cuando el proceso evolucione y avance.

¿Cuánto más permanecerá la fórmula periodística Felipe López- Alejandro Santos y cuándo -según sus cálculos- se iniciará su época? Quiero decir, ¿cuándo se retirará Felipe?

Como usted sabe, a mi papá le corre tinta por las venas. Él dice que se retirará dentro de tres o cuatro años, pero aspiro a que escriba hasta el último día de su vida. Es lo que le gusta hacer, y lo hace muy bien, aunque nunca ha querido firmar un artículo. Mientras estemos Alejandro Santos, Sandra Suárez y yo al frente de este negocio, podremos garantizar su legado.

¿Cómo se repartirán, entonces, los roles internos entre ustedes de ahora en adelante?

Mi papá se concentrará en el campo periodístico con Alejandro, tal como sucede hoy. Y Sandra, nuestra gerente, y yo nos dedicaremos a la parte del negocio.

Usted estaba dedicada a la fundación Semana. ¿Qué pasará con ese trabajo?

Hemos “desescalado” la operación de la fundación. Me siento muy orgullosa del papel que desempeñamos en Montes de María, en la reconstrucción de poblaciones víctimas del conflicto. Pero, hoy, mi responsabilidad es llevar a cabo la transformación digital de la empresa, y ese es uno de los temas que más me apasionan: rediseñar la compañía del futuro.

¿Por qué Felipe López, fundador y casi único propietario del grupo editorial Semana a lo largo de su historia, decide salir de la mitad de su “criatura” editorial? Tomar esa opción no debió ser fácil para él desde el punto de vista emocional…

En verdad, quien siempre se opuso a que tuviéramos un socio fui yo. Como usted sabe, él es tremendamente realista y nadie como él conoce el panorama de los medios en el mundo. Yo tenía ideas más románticas y, tal vez, utópicas de lo que podría ser Semana en el futuro. Pero la realidad digital se impone, y si queríamos seguir creciendo y ser líderes en el campo periodístico, necesitábamos un socio.

Le soy sincera: se ha rumorado que la venta total o parcial de “Semana” era una necesidad por razones financieras y que la supervivencia de la revista estaba amenazada. ¿Eso era cierto?

Lo segundo es verdad, lo primero no. Todos los medios impresos están amenazados por internet, pero en Semana no hay crisis financiera. Llevamos casi 20 años sin dar pérdidas. El año pasado, por ejemplo, se tuvo una utilidad de alrededor de $3 mil millones. Y la deuda de la empresa es cero.

Entonces, ¿por qué vendieron?

Porque, como le acabo de decir, la prensa escrita sí se encuentra amenazada y solo puede sobrevivir con un gran know how en el mundo digital. Gabriel Gilinski trae a la mesa ese conocimiento que potenciará lo que tenemos hoy en materia tecnológica.

¿El músculo financiero de ese grupo no tuvo nada que ver?

Claro que es importante, pero no era lo fundamental. En Semana llevamos varios años implementando una transformación digital y tenemos claro en dónde están las apuestas que necesitamos hacia el futuro. Era clave encontrar a un socio que nos permitiera fortalecer el componente tecnológico de nuestra estrategia.

Exactamente, ¿qué adquiere el grupo Gilinski con el 50 %: la propiedad intelectual de “Semana”, su “good will”, sus bienes muebles e inmuebles, o unos activos están incluidos y otros no?

Adquiere el 50 % de todo lo que es la empresa hoy. Eso incluye good will, edificio y activos financieros.

En el campo comercial se da por hecho que la fórmula societaria 50 % – 50 % es problemática: a la hora de hacer efectiva una decisión, no hay quién pueda dirimir las diferencias. ¿Por qué tomaron ese riesgo tanto ustedes como los Gilinski, y cómo se arbitrarán los eventuales conflictos entre las partes?

A esa fórmula se llegó porque la familia Gilinsky quería dejar claro que la responsabilidad periodística era exclusivamente nuestra y que ella se concentraría en el desarrollo tecnológico. De esa manera, garantizamos confianza entre las partes y cada uno se dedicará al área de su conocimiento.

Insisto: cuando haya diferencias (y seguramente se presentarán) no habrá quién dirima el conflicto, aunque sea pasajero…

Mi papá cree -y estoy convencida de lo mismo- que los negocios funcionan más cuando están basados en la confianza y el equilibrio que en el poder impositivo de una parte sobre la otra. El hecho de que ellos estuvieran de acuerdo con nosotros, significa que comparten esta filosofía.

Me es difícil creer que Jaime Gilinski, padre de Gabriel, no se dejará tentar por el poder mediático y por tratar de intervenir en él, así sea de forma tangencial…

Nosotros tuvimos una sociedad durante unos años con el grupo Sanford. Nunca sus miembros trataron de intervenir en el contenido. Hoy veo una situación igual a esa.

Sin embargo, hace algún tiempo se supo que la familia Gilinski había apoyado económicamente a Gustavo Petro en una de sus aspiraciones políticas. ¿Tendrán aún interés en ese campo?

La verdad no sé mucho sobre ese tema. No veo a Gabriel metido en política local ni me imagino a mi papá o a Alejandro Santos aceptando líneas editoriales que no correspondan al interés netamente periodístico.

Siendo usted la heredera de Publicaciones Semana y quien deberá tomar las riendas del negocio en algún momento, ¿cómo va a enfrentar la nueva realidad? Lo digo porque una cosa es ser propietaria única; otra, tener socios tan poderosos.

Para mí ser socia de Gabriel Gilinski es muy importante. Somos, como usted ya lo dijo, de la misma generación y tenemos la responsabilidad de mantener el legado que recibimos. Reitero que en Semana contamos con un gran equipo de trabajo. Si le sumamos el conocimiento de Data que tiene Gabriel, la revista, después de 37 años de vida en papel, estará entrando a un capítulo muy prometedor.

DIARIO EL ESPECTADOR.-